Envejecimiento y enfermedades oculares: tratamientos actuales
Los años pasan factura a nuestra salud en todos sus sistemas, y el visual no es ninguna excepción. En la segunda mitad de nuestra vida, la musculatura ocular pierde capacidad de acomodación, aparece la presbicia y las gafas de cerca comienzan a ser una necesidad. Esta evolución dependerá de cada persona en particular y de aspectos como si tiene miopía, lo cual supone una ventaja en el mantenimiento de una visión cercana adecuada durante más tiempo.
Por otra parte, el cristalino del ojo, como cualquier otro tejido, también envejece y, al hacerlo, se va opacificando, cosa que afecta a la visión, ocasionando una sensación de niebla o deslumbramiento, fotofobia, visión borrosa y hasta doble. Esto es lo que se conoce como catarata ocular. La aparición de cataratas es algo inevitable. Antes o después todos las padeceremos. Hábitos como el tabaquismo, una alimentación pobre en vitaminas y algunas enfermedades oculares pueden contribuir a que la catarata se desarrolle de forma más precoz.
Actualmente no existe ningún tratamiento para las cataratas que no pase por la cirugía. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, este procedimiento quirúrgico es más sencillo. La catarata se fragmenta y se aspira mediante un faco-emulsificador. Posteriormente, se introduce la lente intraocular que hará las funciones de cristalino. Esta lente puede ser monofocal -corrige únicamente la visión lejana-, o multifocal -corrige la visión a todas las distancias. Esta microcirugía requiere de incisiones muy pequeñas y se lleva a cabo en menos de un cuarto de hora. La recuperación es rápida y no hace falta tapar el ojo. Cuando el cristalino ha empezado a endurecerse y la visión a disminuir, es el momento de extraerlo. Si esperamos a que se endurezca excesivamente, se complica su extracción y, en consecuencia, la cirugía y la recuperación.
Al margen de aspectos médicos, el envejecimiento afecta también a aspectos estéticos. Con el paso de los años, la piel va perdiendo elasticidad y tersura, y los músculos su tono. En el caso de los ojos, esto comporta un descolgamiento de los párpados que confiere un aspecto cansado y triste. En algunos casos, el párpado superior caído puede incluso afectar al campo visual. Esto puede corregirse fácilmente mediante cirugía de párpados, es decir, una blefaroplastia. La blefaroplastia puede realizarse sobre los párpados superiores, los inferiores o los cuatro. Consiste en recortar la piel sobrante y ofrecer un buen sostén a la musculatura periocular. En este caso, también la tecnología ha simplificado el proceso quirúrgico. El uso del láser CO2 reduce el edema, la inflamación, el sangrado y los hematomas. Ello favorece una mejor y más rápida recuperación.
Por otra parte, la blefaroplastia ya no es únicamente una cirugía que elimina piel y grasa, sino que, además se ocupa de reponer volúmenes con la grasa extraída. De este modo, esta cirugía de párpados contribuye a la preservación de los tejidos. Los resultados son excelentes y la mirada rejuvenece rápidamente, ofreciendo un aspecto más jovial que favorece la autoestima de la persona.