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Reduciendo el riesgo de Alzheimer: factores y estrategias

Demencia y Alzheimer: Un Desafío Complejo

Para comprender la demencia y su relación con la enfermedad de Alzheimer, es fundamental destacar que el término "demencia" abarca un concepto amplio que incluye diversas enfermedades, la mayoría de las cuales son progresivas y afectan las capacidades intelectuales, el comportamiento y la autonomía de quienes las padecen. Estas condiciones incapacitan a las personas para llevar una vida independiente y segura, tanto para ellas mismas como para los demás. De hecho, aproximadamente el 70 % de los casos de demencia se deben a la enfermedad de Alzheimer, convirtiéndola en la causa principal de esta condición.

Factores de Riesgo Modificables

Existen investigaciones que sugieren que podría lograrse una menor incidencia de la enfermedad de Alzheimer mediante un mejor control de los factores de riesgo modificables. De hecho, se estima que podrían prevenirse entre el 10% y el 25% de los casos de demencia si se atendieran adecuadamente estos factores (sin incluir la edad ni el riesgo genético que no son modificables).

7 factores de riesgo modificables:

Un estudio publicado en 2011 en "Lancet Neurology" identificó siete factores de riesgo clave que, si se tratan o previenen adecuadamente, podrían reducir la incidencia de demencia: bajo nivel educativo e inactividad cognitiva, diabetes, hipertensión arterial, obesidad, depresión, sedentarismo y tabaquismo.

  • Bajo nivel educativo e inactividad cognitiva

El nivel educativo desempeña un papel crucial en la reducción del riesgo de demencia. En los países desarrollados, se ha registrado un continuo incremento en los niveles de educación durante las últimas cinco décadas, lo que ha llevado a tasas mínimas de analfabetismo. Este aumento se asocia con la formación de una "reserva cognitiva", un concepto que explica por qué algunas personas pueden mantener su función cognitiva a pesar de padecer patologías cerebrales. En particular, se ha observado que la educación temprana tiene efectos especialmente beneficiosos en la reducción del riesgo de demencia. Esto significa que las personas que han recibido una educación sólida desde una edad temprana tienen una mayor probabilidad de mantener su función cognitiva a medida que envejecen, incluso si desarrollan patologías cerebrales como la enfermedad de Alzheimer.

  • Sedentarismo y actividad física

Mantener una actividad física constante a lo largo de la vida reduce el riesgo de demencia. Aunque no existe un consenso sobre la cantidad o el tipo de actividad física más efectiva, está claro que cuanto mayor es la actividad física, menor es el riesgo. Además, la actividad física no solo tiene beneficios clínicos, sino que también reduce los biomarcadores de la enfermedad.

  • Tabaquismo y riesgo vascular

El tabaquismo no solo aumenta el riesgo de enfermedades vasculares, sino que también se relaciona directamente con el riesgo de Alzheimer. Es importante reconocer que varios factores de riesgo vascular, como la hipertensión, la obesidad y la hipercolesterolemia, influyen en diferentes etapas de la vida. Por ejemplo, la hipertensión es perjudicial en la mediana edad, pero no en la vejez. El sobrepeso en la edad media de la vida y la obesidad abdominal aumentan el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer, mientras que el sobrepeso en la edad avanzada puede ser protector.

  • La depresión

La depresión también está vinculada a un mayor riesgo de demencia en personas mayores, pero la relación es compleja y bidireccional. Los cuadros depresivos se asocian con una mayor prevalencia de demencia, y la depresión puede causar síntomas cognitivos.

  • Alcohol y otros factores

El alcohol es otro factor de riesgo que debe evitarse en la medida de lo posible. Además de los factores mencionados, existen otros como trastornos del sueño, polución ambiental, consumo de ciertos fármacos, migraña en mujeres, anemia, traumatismos craneoencefálicos y el síndrome de fragilidad en personas mayores.

Estrategias de prevención

El Alzheimer es una enfermedad desafiante, pero la comprensión y la acción pueden marcar una diferencia significativa en su prevención y tratamiento. Con un enfoque en estos factores de riesgo modificables, y siguiendo una serie de recomendaciones, podemos reducir la carga de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo. De los factores expuestos anteriormente se extraen algunas recomendaciones:

  • Iniciar una actividad física regular lo antes posible y mantenerla intensamente a lo largo de la vida es fundamental.
  • Controlar los factores de riesgo vascular como la obesidad, la hipertensión y la dislipemia. La dieta mediterránea, rica en pescado, verduras y frutas, puede ser una gran aliada.
  • Reducir al mínimo el consumo de alcohol.
  • Fomentar las actividades culturales y las relaciones sociales como parte integral de un enfoque preventivo.

En la Clínica Sagrada Família, estamos comprometidos en brindar información y apoyo para combatir esta enfermedad neurodegenerativa.

Dr. César Castejón Gabriel

Neurología

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