La gripe
La gripe es una infección que cada año provoca brotes epidémicos estacionales que condicionan la vida diaria de millones de personas a nivel mundial. Tiene un elevado impacto económico y se asocia con un pequeño porcentaje de mortalidad casi siempre por complicaciones. Es una enfermedad provocada por un grupo de virus (Influenza virus) de los que existen tres tipos: A, B y C, siendo el A el más frecuente y causante de la mayor parte de epidemias. Tiene un periodo de incubación de 2 días y se contagia con facilidad de una persona a otra a partir de secreciones respiratorias, ya sea por la trasmisión de gotas que se expulsan al toser o estornudar, el contacto de la piel o tocar o compartir objetos sin limpiarlos debidamente.
La gripe empieza de forma brusca con síntomas generales en forma de malestar; fiebre alta (39ºC - 40ºC), dolor de cabeza y de cuello, dolores musculares y escalofríos. Además, presenta síntomas respiratorios como tos seca, dolor de garganta, secreción nasal. Pero también puede provocar diarreas, náuseas y vómitos (sobre todo en niños). Los síntomas pueden durar entre dos y siete días, pero la tos y el cansancio pueden alargarse hasta tres semanas.
La complicación más grave y frecuente de la gripe es la neumonía, infección del pulmón, que puede ser provocada por el mismo virus (primaria) o por una sobreinfección bacteriana (secundaria). Pueden aparecer otras complicaciones a nivel de otros órganos, pero son menos frecuentes.
El tratamiento de la gripe está dirigido a paliar los síntomas y a tratar posibles descompensaciones de patología de base preexistente. El uso de analgésicos y antitérmicos alivia algunas molestias como el dolor de cabeza o la fiebre. Además, es importante mantener una correcta hidratación bebiendo abundantes líquidos, no fumar y seguir reposo en su domicilio. Sólo en el caso de complicación con sobreinfección bacteriana se utilizarán antibióticos. En el caso de personas con alto riesgo de complicaciones y en situaciones determinadas, tras ser valorado por un facultativo, éste puede prescribir antivirales como amantadina, zanamivir u oseltamivir. Estos medicamentos ayudan a reducir la duración de la gripe y la posibilidad de complicaciones, pero se tienen que empezar a tomar antes de que pasen 48 horas desde el inicio de los síntomas.
La medida más importante para evitar la gripe es la vacunación. Es necesario vacunarse cada año, ya que los virus gripales cambian continuamente sus características antigénicas y la composición de la vacuna es diferente de una temporada a otra. Debe hacerse antes de que empiece la epidemia, por lo que el mejor periodo son los meses de octubre y noviembre (aunque la vacunación también se puede realizar fuera de este periodo) y su efecto dura un año. La vacunación contra la gripe se dirige especialmente a las personas que tienen un alto riesgo de complicaciones si sufren la gripe (mayores de 60 años, embarazadas, personas con obesidad mórbida, adultos y niños con enfermedades crónicas como enfermedad cardíaca o pulmonar, diabetes, enfermedades renales o inmunosupresión por cualquier motivo) y a las personas que son necesarias para el normal funcionamiento de la sociedad (personal sanitario entre otros).
La pandemia mas reciente ocurrió en Marzo del 2009 y se originó por el virus de la gripe A/H1N1, que se propagó rápidamente a escala mundial en los meses siguientes. En la temporada 2014-2015 el periodo epidémico tuvo una duración de diez semanas y la tasa global de incidencia acumulada de gripe ajustada fue de 2.366,93 casos por 100.000 habitantes, una de las más alta de los últimos años. Los datos de la temporada actual (2015-2016) se están recogiendo por el sistema de vigilancia. Dr J. Massó, Dr L. Asmarats, Dr JM Gatell. Servicio de Medicina Interna- Infecciones Clínica Sagrada Familia