En cuerpo y alma...
Donde quiera que miremos, ciencia y tecnología crecen a pasos agigantados. Cada día que pasa, llevamos los límites de lo posible un poco más allá. Pero... ¿cómo era la medicina antes? ¿y un hospital?
Encontramos múltiples referencias de civilizaciones anteriores y nos queremos centrar en una de ellas, la Civilización Griega:
En sus comienzos, los templos griegos de los dioses eran también usados como hospitales y se consideran los precursores del hospital moderno. Éstos, sin embargo, caen algo lejos del concepto actual de hospital ya que sus prácticas médicas estaban envueltas de misticismo y superstición. Para ellos, las serpientes eran sagradas y encerraban poderes mágicos, jugando un papel importante en el tratamiento del enfermo. Las lenguas de serpientes eran utilizadas por los médicos para limpiar úlceras. Cada santuario tenía un altar sagrado ante el cual el paciente, vestido de blanco, debía presentar sus regalos y ofrecer plegarías. Si éste resultaba curado, el "triunfo" era atribuido a milagros y al favor divino. Si permanecía enfermo o fallecía, se le decía que había perdido la pureza y era indigno para vivir. La sugestión mental era enfatizada y solamente como último recurso, recurrían a la cirugía. Los documentos que se consultan nos dicen que en dichos templos los enfermos eran atendidos "en cuerpo y alma".
¿Qué sucede ahora?
En concreto, los continuos avances en el campo de la medicina están teniendo un gran impacto en nuestras vidas. Por citar algunos de los más relevantes están: la llegada de la cirugía mínimamente invasiva (laparoscopia) y la cirugía robótica. Ambas han dotado de nuevas herramientas a los cirujanos, permitiéndoles el desarrollo de una cirugía con un nivel de precisión muy superior al ojo humano. Todo ello contribuye a disminuir los tiempos de recuperación y disminuir complicaciones.
El entorno hospitalario crece en los últimos años hacia un hospital cada vez más quirúrgico y en el que la estancia hospitalaria cada vez es más corta. El paciente de hoy cuenta con todo tipo de información. El empoderamiento le permite tomar de decisiones y participar en su proceso.
El personal de Enfermería nos adaptamos a este nuevo ritmo, ofreciendo la misma calidad en nuestros cuidados pero en un período más concentrado. Aunque la corta estancia no permite un "estrecho vínculo" con el paciente/familia, ofrecemos nuestros cuidados humanizándolos al máximo con el tiempo del que disponemos.
Sin embargo, en ocasiones existen ingresos hospitalarios que no pueden seguir esta velocidad y requieren de más tiempo. Ello nos permite conocer a la persona que cuidamos un poquito más. Esto es lo que nos ha sucedido y hemos querido compartir nuestra experiencia, así como nuestras reflexiones.
Estas últimas semanas hemos tenido el verdadero placer de ofrecer nuestros cuidados a la paciente más longeva de nuestra Clínica. La señora Rosa Carreras este próximo abril cumplirá 103 años y ha estado ingresada en la quinta planta. Esta situación nos ha permitido vivir un paréntesis en nuestras veloces e intensas jornadas laborales. Nos hemos detenido a escucharla porque... No todos los días tiene uno la posibilidad de tener a una persona como Rosa delante.
Hemos querido conocer un poquito su historia, escuchándola con el corazón. Detrás de sus centenarios ojos azules y su gran discreción, ha compartido sus vivencias llenas de sabiduría.
La señora Rosa nació en el año 1917. Tiene 5 hijos, 15 nietos y 29 biznietos. Lo primero que nos ha sorprendido de ella es que es usuaria ocasional de Facebook y WhatsApp. A día de hoy, según lo expresan sus hijos, es "la que lleva la batuta". Se puede percibir, nada más entrar en su habitación de la clínica, la admiración y el respeto que todos sus hijos y nietos sienten por ella. Y no es para menos, a nosotros también se nos ha contagiado al conocerla a ella y a su historia.
Cuando tenía 20 años cursó los estudios de "Profesorado Superior Mercantil". Su ilusión de continuar con los estudios para poder ser "Inspectora de Hacienda" se desvaneció al estallar la Guerra Civil.
El mundo del arte ha sido otra de sus pasiones y aquí sí que pudo proyectarse. Al finalizar la Guerra se casó y empezó a trabajar en un negocio relacionado con el arte que ella misma dirigía.
Su esposo, viendo con qué ilusión y dedicación vivía Rosa el mundo del arte, decidió darle una sorpresa y le regaló en su cumpleaños un local para emprender su propio negocio. Desde los 26 años hasta los 84 años ha sido activa "a pesar de que fui muy criticada por trabajar entonces, he demostrado que todo es cuestión de compaginar"
Los valores que más aprecia en su vida son la libertad de uno mismo y del prójimo, así como el compañerismo. Ha educado a sus hijos con estos valores y ellos mismos nos confiesan desde su discreción, que se sienten muy especiales por ello. "Nuestra madre nos aconsejaba que hacer una buena obra cada día nos haría sentir mejor".
A la pregunta de si le ha quedado algo por hacer en esta vida, Rosa nos vuelve a sorprender con su respuesta: "¡aprender a conducir!", afirma.
La sociedad de hoy le da un poco de vértigo... "todo va muy deprisa". Confiesa creer que el secreto está en ir adaptándose sin descuidar los verdaderos valores del ser humano... "no sabéis lo que tenéis ahora... desconocéis sentimientos como el miedo, el hambre y la incertidumbre".
Cada día nos hemos detenido para ir avanzando en su historia. Somos conscientes de que la vida constantemente nos pone a prueba frente a situaciones, con el claro propósito de que nos detengamos, observemos, escuchemos y aprendamos. Y así lo hemos hecho.
Rosa concluye que, en la Clínica, ha percibido que todos los cuidados de los diferentes profesionales que la han atendido estaban llenos de Compromiso, Calidad y Calidez. Estas 3 "C" son nuestra marca personal como profesionales del sector y trabajamos a diario para que así sea.
En el fondo, a pesar de los siglos que han transcurrido y de todos los avances, la profesión de Enfermería continúa con el legado que nos dejaron las antiguas civilizaciones y que resulta imprescindible en nuestro día a día: atender en cuerpo y alma.
#ClinicaSagradaFamilia